miércoles, 3 de abril de 2013

¡Que viva la ley de ''que lo haga otro''!

Desconcertante, sí, ese es el término. Me parece desconcertante la actitud que muchas personas aparentemente ‘’maduras’’ adoptan ante la toma de responsabilidades o la ejecución de determinadas actividades que deben llevar a cabo. 
Supongo que a nadie le gusta cumplir con sus deberes cuando de algo que no decidimos nosotros se trata. Quiero pensar y, de hecho lo compruebo cada día que lo más sencillo es cumplir con la que he denominado ‘’LA LEY DE QUE LO HAGA OTRO’’.
 Es evidente, pudiéndome eludir de mis tareas, ¿para qué las voy a hacer? Al fin y al cabo siempre habrá alguien que podrá hacerlas por nosotros… Y así hacemos siempre, una vez tras otra, total, mientras nadie me eche el alto podré seguir llevándome méritos ajenos, quedando bien a costa de aquel que ‘’me cubre las espaldas’’. ¿A dónde vamos a llegar? O, mejor dicho, ¿hasta dónde puede llegar nuestro egoísmo? Primero vamos nosotros, y después, nosotros otra vez.
 No importa si los demás tienen otras tareas pendientes que dejan de lado por hacernos el favor, por sacar las cosas adelante, es más, aunque no tenga un asunto mejor que tratar, siempre será mejor ver cómo los demás trabajan por mí mientras disfruto de cómo el aire, travieso, roza mi piel que reposa tranquila en algún lugar lejos de responsabilidades, de deberes o de agobios. 
Sin duda alguna, esta ley, junto a la ‘’del mínimo esfuerzo’’ deberían recogerse en la Constitución, pues las personas las tienen más presentes que muchas otras que sí deberían ser cumplidas y no lo son.
 Imagino a los prehistóricos pasándose la bola unos a otros para librarse de enfrentarse a un animal gigante, -‘’Cázalo tú’’ +’’No, mejor que lo cace aquél’’ o a Edison diciendo que no le apetecía sentarse a inventar, -‘’No me apetece hacer nada hoy, que lo invente otro’’… 
Os animo a continuar con esta nueva ley (que, aunque inventada por mí, existe realmente desde que el mundo es mundo) con vistas a que, algún día, cuando penséis que soñar supone un gran esfuerzo y se lo encarguéis a otra persona, os cercioréis de que hay cosas en la vida que deben ser hechas por uno mismo y que dejándolas en manos de otra persona, estamos perdiendo la oportunidad de ponernos a prueba para ver de lo que en verdad somos capaces de hacer. De lo contrario, estaremos volviéndonos unos inútiles mientras favorecemos el desarrollo de las habilidades de los demás.

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo Paula, yo pienso que lo que puedas hacer tú jamás lo pongas en mano de los demás.
    Buena reflexión. Un beso

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