Mis
ojos son los ventanales a través de los cuales penetra eso que llamamos
realidad. De este modo, a través de los sentidos, es como puedo conocer aquello
que me rodea e interpretarlo, la cuestión que me planteo por tanto es, ¿Aquello
real, es como yo lo veo o como lo quiero ver?
Me
considero una persona idealista, pues soy partidaria de que aquello que percibo
no es otra cosa que una mera interpretación que mi persona realiza ante una
realidad subjetiva a la que nos enfrentamos.
La
inseguridad marca mi vida, me persigue la idea de que aquello que veo puede no
ser así, no en su forma física, si no del modo en que mi mente la interpreta.
¿Y si hay detalles que no podemos ver y que en la realidad aparecen?
Por
otro lado, para mi la realidad no existe tal cual, es solo una interpretación
que un sujeto hace desde sí mismo influyendo entonces factores tales como la
madurez, la edad o imaginación, aspectos que influyen mucho desde mi punto de
vista, es decir, mi forma de verlo.
Esta
pregunta ante la que me encuentro, supone una pequeña dificultad ya que es una
realidad pero puede ser concebida de muchas formas
Nadie
sabe cómo es una realidad en sí misma, por tanto no podemos luchar por afirmar
que todos vemos una misma realidad cuando no sé como la ven los demás.
Mi
cerebro, perfecta y virtuosa máquina transforma todos los estímulos externos
como si de una potente fábrica se tratara y, con esta materia prima elabora una
imagen de aquello que definimos ‘’realidad’’
Nosotros
creamos nuestra propia realidad, vemos lo que queremos ver y como lo queremos
ver.
Según
Aristóteles, pensador realista, conocemos la realidad tal y como es. Entonces,
para CONOCER esa realidad antes debe ser interpretada, por lo que obtengo una
teoría idealista ante esta actitud realista. Nuestro entendimiento no es una
copia de lo real sino una interpretación de ella.
En
conclusión, no hay realidad concreta, común
a todas las personas. Aquello que ‘’es’’, es así gracias a la forma que
mi mente le ha dado. Todo ‘’es’’ como quieres que sea.
Es
cada ser un artista, encargado de modelar con su mente esa escultura tan
cargada de subjetividad como es la realidad.